Diez ¿Falsos? mitos de la nutrición deportiva: Parte 1

Rodrigo «Rorro» «Morath» nos ilustra de nuevo con su conocimiento y experiencia acerca de los mitos y creencias populares en la nutrición deportiva.

En el deporte hay millones de prácticas y creencias que pasan de generación en generación y se conservan por mera tradición, que se convierten en “creencias de la abuela”.
Esto lo podemos ver en los entrenamientos, a la hora de seleccionar el material a utilizar y, cómo no, en la nutrición así que vamos a hacer un repaso rápido por algunos de los que me han parecido curiosos o que han ido saliendo en conversaciones recientes con compañeros (reales o internetianos).
No están todos los que son porque hay muchísimos, tampoco son los más importantes sino diez de los que han ido surgiendo sin buscarlos y no me voy a extender en justificaciones cientificoides sino que simplemente los expongo con unas breves palabras que pretenden hacer reflexionar un poco respecto a si es mito o no, si tiene justificación o no, etc.

1.- Es necesario tomar suplementos para mejorar.

No, no es necesario y mucho menos imprescindible tomar ningún tipo de suplemento para mejorar. Hay muchas cosas en las que centrarnos para mejorar antes de tener que recurrir al plus que pueda suponer la suplementación.
Por supuesto, a medida que aumente el nivel de exigencia, aumentará también la conveniencia (o necesidad) de recurrir a algún tipo de suplemento, bien como ayuda, bien porque nos haga falta, pero no debería ser nuestra primera vía de actuación o de trabajo.
Lo que hay que hacer es analizar la situación, necesidades, etc. y, en función de eso, ver si son necesarios o no.

2.- Los suplementos no valen para nada, no son necesarios.

Enlazado con lo que he comentado en el punto anterior, para que sean necesarios, tenemos que estar hablando ya de niveles de exigencia y rendimiento bastante altos pero tampoco podemos irnos al otro extremo y prensar que son inútiles y no aportan nada.
Si se analizan bien las necesidades que tenemos y se utilizan bien, es innegable que nos aportan y que en muchos casos, son lo que marca la diferencia entre que podamos seguir con un ritmo de vida, entrenamientos y rendimiento o no.
Con los suplementos hay que analizar la situación, necesidades, y en función de eso, ver si son necesarios o no.

3.- Todos los suplementos deportivos son iguales.

¡Ni de lejos! Lo primero, porque los hay de muchos tipos (energéticos, vitamínicos, …) y, lo segundo, porque, aun siendo del mismo tipo pueden tener proporciones de nutrientes muy diferentes que teóricamente habrán estudiado teniendo unos objetivos en mente.
Aquí estoy obviando las diferencias de calidad que sería un tercer punto a tener en cuenta porque, por ejemplo, no todas las proteínas son iguales.

4.- Existe una proporción ideal de nutrientes.

Si alguien descubre esa proporción se merece el Nobel como poco porque sería el Santo Grial de la nutrición.
Diferentes deportes, niveles de exigencia, condiciones climatológicas, objetivos, deportistas, … ¿cómo va a ser posible que algo sirviera a todos por igual?
Hay que analizar qué hace falta y a partir de ahí buscar lo que cubra esos requisitos.

5.- Los hidratos de carbono de asimilación rápida no son adecuados, mejor los de asimilación lenta (o viceversa).

Esto se desmonta rápidamente con una pregunta: ¿para qué los vamos a utilizar?
Los requisitos energéticos no son los mismos en una media maratón “a saco”, en una maratón en la que vamos a por marca y vamos a ir a ritmos alrededor de (casi) umbral, en tiradas de velocidad crucero a ritmos donde trabajamos a nivel de potencia aeróbica, en una prueba de ultradistancia de 100K, …
En unos casos necesitaremos hidratos de carbono que pasen directamente a la caldera, con velocidades de asimilación muy rápida y, en otros casos, buscaremos que sean de asimilación más lenta y progresiva.
Amén de que muy probablemente no tomemos ninguno de los dos tipos de manera aislada sino que recurramos a mezclas de dos, tres e incluso cuatro tipos de hidratos de carbono diferentes para conseguir mejores ratios de asimilación.

Lee la segunda parte del artículo aquí

Y tú ¿Conoces más mitos?

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