Mucho se ha escrito acerca de las bondades y mitos de la L-Carnitina, ha sido venerada por unos por sus propiedades «quemagrasas» y tratada de placebo por otros.
La L-Carnitina es un compuesto químico sintetizado por nuestro propio organismo a partir de aminoácidos esenciales como la lisina y la metionina. Su carencia se traduce en la disminución de la energía y el aumento de la masa grasa.
¿Qué hay de verdad?
Metaboliza la grasa
Su función es la de ayudar en el transporte de los ácidos grasos hacia las mitocondrias, los órganos celulares encargados de producir energía.
De modo que no quema grasa, sino que la transforma en energía para que se consumida.
Elimina el exceso de glucosa en sangre
Gracias a que ayuda en el aumento de la capacidad de las células de quemar energía.
Así pues, no sólo transforma la grasa en energía, sino que acelera el consumo.
Preserva las reservas de glucógeno
Al utilizar grasa como combustible se reduce el consumo de glucógeno.
De este modo aumentaremos nuestra resistencia al consumir menos glucógeno y más grasa.
Las bebidas energéticas de 226ERS contienen L-Carnitina y están enfocadas a entrenamientos o competiciones de resistencia dónde el aporte de energía debe ser constante.
¿Qué hay de mentira?
La L-Carnitina quema grasa
Tal y como hemos apuntado antes no la quema, la transforma en energía. En consecuencia si no hacemos deporte no utilizaremos esa energía, con lo que no habrá pérdida de peso.
Inyectada tiene más efecto
El efecto se produce en el torrente sanguíneo, por lo que los efectos son los mismos si la ingerimos vía oral o intramuscular.
Es un placebo
Durante muchos años ha habido defensores y detractores de su uso, alegando que sus efectos son únicamente psicosomáticos.
Según un estudio publicado en el «Journal of Physiology» se descubrió un aumento del 21% de presencia de Carnitina en los músculos de los deportistas que la tomaban, aumentando su consumo de energía producida a partir de la grasa frente a aquella procedente de las reservas de glucógeno.
